Remiendos 11

A veces encuentro matices
en mi arañada piel,
y me transportan
a días oscuros.
Y me tropiezo con
recuerdos,
y me preparo para sacar
mi hacha de guerra.
Y entonces entiendo,
que ya he librado esta batalla.
Y entiendo que recordar está bien,
y que para ello no hace falta revivir.
Y acaricio mis cicatrices
con ternura.
Y les digo que para quererme tengo
que aprender a quererlas a ellas,
aunque duelan.
Y las quiero.
¡Vaya si las quiero!

 

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