Remiendos 6

Dicen que la patria es
un fusil y una bandera.
Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.

Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra
mientras aquí nos enseñan
cómo se mata en la guerra.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Nos preparan a la lucha
en contra de los obreros
mal rayo me parta a mí
si ataco a mis compañeros.

La guerra que tanto temen
no viene del extranjero;
son luchas de proletarios
como los bravos mineros.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Cuando muere un general
lo llevan sobre un armón.
Al que se mata en la mina
lo entierra el mismo carbón.

Al que se mata en la mina
lo llevan dos compañeros,
dolor de carbón de piedra,
luto de bravos mineros.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Si mi hermano se levanta
estando yo en el cuartel
cojo el fusil y la manta
y me echo al monte con él.

Oficiales, oficiales,
tenéis mucha valentía
veremos si sois valientes
cuando llegue nuestro día.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan a España en sus manos.

 

Chicho Sánchez Ferlosio – Canción de los soldados. (Versión de María José Llergo).

Remiedos 5

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.

 

Julio Cortázar – Los amantes

Remiendos 4

Metro de Madrid informa:
7 de cada 10 pasajeros de este vagón no apartan sus miradas del teléfono móvil.
1 de 10 mira al frente sin mirar nada.
1 de 10 se duerme y se despierta casualmente en su parada, o no.

Yo, voy leyendo
o en su ausencia escribiendo.
Escribo cartas de amor para olvidarme de ti,
algún borrador del que luego sacaré un poema comercial,
canciones con la letra cambiada,
insultos muy logrados hacia todo aquel al que odio y razones para llorar.
Voy escribiendo de todo lo que veo y acaba convirtiéndose en todo lo que me importa.

Las niñas, sacan cuadernos y lápiz, se hacen un moño,
se cruzan de piernas o se sientan en el suelo.
Sus madres miran el móvil.
Yo, las miro a ellas.
Pero hoy no escribo, hoy leo.

Voy riéndome sola, llorándome sola.
1 de 10 me mira pero no me ve.
Algunas veces soy yo ese 1 de 10 que mira, pero mira sabiendo.
Me enamoro de personas, de muchas, y en ocasiones acabo tomando con alguna una cerveza,
Sonrío como en películas americanas de un noviazgo nacido por la casualidad.
Cuando miro, penetro
Y siempre
Me acuerdo de las caras.
Algunas veces me miran a mí, esa parte suele ser más complicada.

Hoy me miran mientras leo,
Hoy, me ve una señora.

Y hoy, una mañana de Julio de 2017 voy llorando en el metro por la madrugada de Agosto de 1936.
Leer de su fusilamiento me destroza este alma de poeta que creemos tener.
Leer su historia, de nuevo, y desear llegar al final de esa biografía
Con la gloria de siempre vivas en sus costados.
Desear un final diferente
Como cruz de vida y oliendo Andalucía.

El metro de Madrid llora romances y no sabe por qué.

Que si lloro por un hombre -me dice-
No señora,
Lloro por el romancero gitano
Lloro por la amistad que no me brindó Dalí
Lloro por Cadaqués y Granada,
Por las palabras que quisiera mías
Y porque me he quedado sin voz al leerte.
No señora, no lloro por un hombre.
Lloro por ellas,
Por Doña Rosita, por Adela, por la novia y por Yerma.
No señora.
El metro de Madrid llora, llora el metro de Nueva York y los hijos que se fueron.
No señora, no lloro por un hombre
Lloro por los más de 100.000 asesinados por el franquismo que siguen abandonados en cunetas y fosas comunes.

Pero finalmente sólo digo:
– Sí señora, lloro por un hombre, lloro por Federico.

Alejandra Martínez de Miguel – Metro de Madrid informa

Remiendos 3

Antes quería volar alto,
muy alto. Hasta dejar atrás
la Tierra, las nubes y el Sol.
Ahora prefiero caminar contigo
de la mano, mientras pisamos
la hierba con los pies descalzos.

Ya ves, al pasar los años
uno se vuelve más exigente.

 

 

La letra gris

Remiendos 2

Tinta2

Mi otro abuelo
estuvo preso en Oviedo.
En la cárcel provincial.
Después de la guerra.

Todas las mañanas
colgaban una lista
en la puerta de entrada de la cárcel.
En esa lista estaban escritos
los nombres y apellidos
de todas las personas
a las que el día anterior
habían puesto contra el paredón
o dado muerte
mediante garrote vil.

Imagínate a tu abuela,
me decía mi padre,
sin saber leer ni escribir,
conmigo en brazos,
preguntando a gritos
a las otras mujeres
si tu abuelo
se había convertido

en tinta.

 

David González.

Remiendos 1

Yo nunca me río
de la muerte.
Simplemente
sucede que
no tengo
miedo
de
morir
entre
pájaros y árboles.

Javier Heraud – El Viaje

¿Por qué?

Para buscar lo que no existe. Para seguir caminando, aunque el horizonte no se acerque.

Horizonte

nombre masculino
  1. 1.
    Línea donde parecen confluir la superficie terrestre y el cielo, observada desde cualquier punto alejado.