Metro de Madrid informa:
7 de cada 10 pasajeros de este vagón no apartan sus miradas del teléfono móvil.
1 de 10 mira al frente sin mirar nada.
1 de 10 se duerme y se despierta casualmente en su parada, o no.
Yo, voy leyendo
o en su ausencia escribiendo.
Escribo cartas de amor para olvidarme de ti,
algún borrador del que luego sacaré un poema comercial,
canciones con la letra cambiada,
insultos muy logrados hacia todo aquel al que odio y razones para llorar.
Voy escribiendo de todo lo que veo y acaba convirtiéndose en todo lo que me importa.
Las niñas, sacan cuadernos y lápiz, se hacen un moño,
se cruzan de piernas o se sientan en el suelo.
Sus madres miran el móvil.
Yo, las miro a ellas.
Pero hoy no escribo, hoy leo.
Voy riéndome sola, llorándome sola.
1 de 10 me mira pero no me ve.
Algunas veces soy yo ese 1 de 10 que mira, pero mira sabiendo.
Me enamoro de personas, de muchas, y en ocasiones acabo tomando con alguna una cerveza,
Sonrío como en películas americanas de un noviazgo nacido por la casualidad.
Cuando miro, penetro
Y siempre
Me acuerdo de las caras.
Algunas veces me miran a mí, esa parte suele ser más complicada.
Hoy me miran mientras leo,
Hoy, me ve una señora.
Y hoy, una mañana de Julio de 2017 voy llorando en el metro por la madrugada de Agosto de 1936.
Leer de su fusilamiento me destroza este alma de poeta que creemos tener.
Leer su historia, de nuevo, y desear llegar al final de esa biografía
Con la gloria de siempre vivas en sus costados.
Desear un final diferente
Como cruz de vida y oliendo Andalucía.
El metro de Madrid llora romances y no sabe por qué.
Que si lloro por un hombre -me dice-
No señora,
Lloro por el romancero gitano
Lloro por la amistad que no me brindó Dalí
Lloro por Cadaqués y Granada,
Por las palabras que quisiera mías
Y porque me he quedado sin voz al leerte.
No señora, no lloro por un hombre.
Lloro por ellas,
Por Doña Rosita, por Adela, por la novia y por Yerma.
No señora.
El metro de Madrid llora, llora el metro de Nueva York y los hijos que se fueron.
No señora, no lloro por un hombre
Lloro por los más de 100.000 asesinados por el franquismo que siguen abandonados en cunetas y fosas comunes.
Pero finalmente sólo digo:
– Sí señora, lloro por un hombre, lloro por Federico.
Alejandra Martínez de Miguel – Metro de Madrid informa